miércoles

Cuando la mente no tiene pensamientos, eso es meditación.

Este texto nos describe un poco la forma en que funciona nuestra mente y la relación de los pensamientos con la meditación, las formas de meditación que existen y la manera de llegar a una consciencia a través de ella, tratando de observar pasar los pensamientos por nuestra mente pero sin interferir para llegar a un nivel más elevado de consciencia y "dominio" de la mente.

Con el alma... Luz, In láak'ech!!! ૐ

♥♥


La mente se queda sin pensamientos en dos estados: el sueño profundo y la meditación. Si te haces consciente y tus pensamientos desaparecen, es meditación; si los pensamientos desaparecen y quedas inconsciente, es sueño profundo.

La meditación es igual que el sueño profundo, pero con consciencia.

En el sueño profundo pasas a un estado de no-mente, pero sin conciencia. No sabes dónde te están llevando, aunque por la mañana sentirás el impacto y el efecto. Si de verdad ha sido un sueño profundo y hermoso, sin ensoñaciones que te perturben, por la mañana te sentirás fresco, renovado, vivo, rejuvenecido, otra vez lleno de entusiasmo y energía.

¿QUÉ ES LA MENTE?
La mente no es una cosa, sino un suceso. Una cosa tiene sustancia, un suceso es solo un proceso. Una cosa es como una roca, un suceso es como una ola. Existe, pero no tiene sustancia. Es solo algo que ocurre entre el viento y el mar, un proceso, un fenómeno.

Existen pensamientos... pero no “mente”. Igual que existen electrones, pero no «materia».
El pensamiento es el electrón de la mente. Es como una muchedumbre. Una muchedumbre existe en cierto sentido, pero no existe en otro. Solo existen individuos, pero muchos individuos juntos dan la impresión de ser una sola cosa.

Lo primero de lo que te das cuenta es de que los pensamientos son como nubes: van y vienen, y tú eres el cielo. Cuando no hay mente, te llega inmediatamente la percepción de que ya no participas en los pensamientos. Los pensamientos están ahí, pasando a través de ti como pasan las nubes a través del cielo, o el viento a través de los árboles. Los pensamientos pasan a través de ti, y pueden pasar porque tú eres un inmenso vacío. No hay impedimento, no hay obstáculos. No existe ningún muro que les limite el paso; no eres un fenómeno amurallado. Tu cielo está abierto hasta el infinito; los pensamientos van y vienen. Y CUANDO EMPIEZAS A SENTIR QUE LOS PENSAMIENTOS VAN Y VIENEN Y QUE TÚ ERES UN OBSERVADOR, UN TESTIGO, SE ADQUIERE DOMINIO SOBRE LA MENTE.

La mente no se puede controlar en el sentido ordinario. En primer lugar, dado que no existe, ¿cómo vas a poder controlarla? En segundo lugar, ¿quién va a controlar la mente? Porque más allá de la mente no existe nadie... y cuando digo que no existe nadie, quiero decir que más allá de la mente no existe nadie, solo está la nada. ¿Quién va a controlar la mente? Si alguien estuviera controlando la mente, sería solo una parte, un fragmento de la mente controlando otro fragmento de la mente. Eso es el ego.

La mente no se puede controlar de ese modo. No existe, y no hay nadie para controlarla. El vacío interior puede ver, pero no puede controlar. Puede mirar, pero no puede controlar... PERO LA SIMPLE MIRADA ES EL CONTROL; el fenómeno mismo de la observación, de ser testigo, se convierte en maestría porque la mente desaparece.

Desde cierto punto de vista, la mente es como las olas: una perturbación. Cuando el mar está en calma, tranquilo, sin perturbaciones, no hay olas. Cuando el océano es perturbado por las mareas o por un viento fuerte, cuando se forman olas enormes y toda la superficie es un caos, entonces, desde cierto punto de vista, la mente existe. Todo esto son metáforas para ayudarte a comprender cierta cualidad interior que no se puede explicar con palabras.

Toda la ciencia de la meditación consiste simplemente en centrarse, en moverse hacia el centro, echar raíces allí, quedarse a vivir allí. Y desde allí, toda la perspectiva cambia. Ahora, aunque haya olas, no pueden alcanzarte. Y ahora puedes darte cuenta de que no te pertenecen a ti, que solo hay un conflicto en la superficie con algo ajeno.
Y cuando miras desde el centro, el conflicto acaba por desaparecer. Poco a poco te relajas.

El problema surge cuando también tú estás en la superficie. Estás en una barquita en la superficie, y empieza a soplar un viento fuerte y la marea está alta y todo el mar enloquece. Naturalmente, te preocupas, te mueres de miedo. Estás en peligro; en cualquier momento, las olas pueden volcar tu barquita; en cualquier momento puede presentarse la muerte.¿Qué puedes hacer tú, con tu barquita? ¿Cómo vas a poder controlar nada? Si te pones a luchar con la olas, serás derrotado. Luchar no sirve de nada; tienes que aceptar las olas. De hecho, si eres capaz de aceptar las olas y dejas que tu barquita, por pequeña que sea, se mueva con ellas y no contra ellas, entonces no hay peligro. Las olas están ahí; tú simplemente te dejas llevar. Tú simplemente te mueves con ellas, no contra ellas.

Todo consiste en no luchar en la superficie, sino deslizarse hacia el centro. Entonces se adquiere dominio, y no un control forzado, sino un dominio que se produce espontáneamente cuando estás centrado.
Centrarse en la conciencia es el dominio de la mente.

Así que no intentes «controlar la mente». El lenguaje puede desorientarte. Nadie puede controlar, y los que intentan controlar se Vuelven locos. Se vuelven neuróticos, porque intentar controlar la mente no es otra cosa que una parte de la mente intentando controlar otra parte de la mente.

LA AUTÉNTICA RELIGIÓN ESTÁ EN EL CENTRO, y en la perspectiva que se adquiere desde el centro. Sentado dentro de tu casa, contemplas tu propia superficie: todo cambia, porque tu perspectiva es nueva. De pronto te has convertido en el amo. De hecho, adquieres tanto dominio, tanto arraigo, que la superficie deja de preocuparte y puedes disfrutar de las olas y de las mareas y de la tormenta. Es bello, te da energía, te da fuerza... no hay ningún motivo para preocuparse.
Resumen sacado de le libro: "Conciencia", de Osho

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