lunes

El manicomio...

Un texto para reflexionar sobre la vida que llevamos y si nuestro espíritu está fragmentado o no...


Un día el rey fue a visitar un manicomio. El director del centro lo acompañó a todas las celdas. El rey estaba muy interesado en el fenómeno de la locura, lo estaba estudiando.

Todo el mundo debería sentirse interesado porque este es el problema de todos. Y no necesitas ir a un manicomio: ve a cualquier sitio y estudia las caras de la gente ¡estudiando en una casa de locos!

Un hombre estaba llorando y lamentándose, golpeándose la cabeza contra los barrotes. Su angustia era tan profunda, su sufrimiento era tan penetrante, que el rey pidió que le contaran la historia de cómo este hombre se había vuelto loco. El director le dijo, "Este hombre amaba una mujer y no pudo tenerla, así que enloqueció".

Pasaron entonces a otra celda. En ella se hallaba un hombre escupiendo el retrato de una mujer. El rey preguntó, "¿Y cuál es la historia de este hombre? Parece que también está relacionada con una mujer".

El director le dijo, "Se trata de la misma mujer. Este hombre se enamoró de ella, y la consiguió, por eso se volvió loco".

Si obtienes lo que deseas te vuelves loco; si no obtienes lo que deseas te vuelves loco. El total permanece el mismo. Hagas lo que hagas, lo lamentarás. Una parte no puede satisfacer nunca. El todo es tan grande y la parte tan pequeña que tú no puedes deducir al todo del fragmento. Y si dependes de la parte y dispones tu vida de acuerdo con ella, siempre errarás. Desperdiciarás toda tu vida.

Así qué ¿qué deberíamos hacer? ¿Qué nos dice Chuang Tse que hagamos? El quiere que no seamos fragmentarios, desea que seamos totales. Pero recuerda, sólo puedes ver el total cuando tú eres total, porque sólo lo similar puede ver lo similar. Si eres fragmentario, no puedes conocer el total. ¿Cómo puedes conocer el total si eres fragmentario? Si estás dividido en partes, el todo no se puede reflejar en ti. Cuando hablo de meditación hablo de una mente que no está dividida, en la cual las partes han desaparecido. La mente está sin dividir, toda, una.

Esta mente unificada contempla exhaustivamente hasta el último rincón. Considera desde la muerte al nacimiento, desde el nacimiento a la muerte. Ambos polos están ante ella. Y desde es­ta visión, desde esta penetrante visión, nace la acción. Si me preguntas qué es el pecado, te diré: La acción que proviene de la mente fragmentada es pecado. Si me pides qué es virtud, te diré: la acción nacida de la mente total es virtud. Por eso es que el pecador siempre debe arrepentirse.

RECUERDA TU PROPIA VIDA, OBSÉRVALA. HAGAS LO QUE HAGAS, ESCOJAS LO QUE ESCOJAS, ESTO O ESO, TODO VA MAL. TANTO SI CONSIGUES LA MUJER COMO SI LA PIERDES, ENLOQUECES.

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