domingo

CREADOS PARA VIVIR POR SIEMPRE

Estas palabras de gran interés para todos, debemos tomarlas muy en cuenta porque dicen grandes verdades y ya es hora de que todos empecemos a actuar realmente de la forma en que nuestra alma dicta para poder vivir una vida plena y una eternidad maravillosa, así que reflexionemos sobre nuestras acciones y formas de actuar en este mundo para hacer de este inicio un mejor comienzo... porque nuestra vida en la tierra define el resto de nuestros días en la eternidad...!!!


Esta vida no lo es todo.

La vida aquí en la tierra es sólo el ensayo antes de la verdadera actuación. Estarás mucho más tiempo al otro lado de la muerte, en la eternidad, que aquí. La tierra es el escenario, la escuela primaria, el ensayo para tu vida en la eternidad. Los ejercicios, el entrenamiento antes del partido, el trote de calentamiento antes de que la carrera empiece. Esta vida es el preámbulo de la venidera. En la tierra, como máximo, vivirás cien años; pero en la eternidad vivirás para siempre. Tu vida en la tierra es como dijera Sir Thomas Browne: "Sólo un pequeño paréntesis en la eternidad". Fuiste creado para vivir por siempre.

La Biblia afirma: "Dios… ha plantado eternidad en el corazón de los hombres", Eclesiastés 3:11. Tienes un instinto innato que anhela la inmortalidad. La razón de esto es que Dios te hizo a su imagen para vivir eternamente. Aunque sabemos que todos hemos de morir, la muerte siempre parece injusta o ilógica. ¡Pensamos que deberíamos vivir para siempre por la sencilla razón de que Dios ha implantado eso en nuestros cerebros!

Tu corazón dejará de palpitar en algún momento. Eso determinará el fin de tu cuerpo y tus días en la tierra, pero no será el fin de tu ser. Tu cuerpo terrenal es una simple residencia temporal para tu espíritu. La Biblia llama al cuerpo terrenal una "tienda de campaña", y a tu futuro cuerpo una "casa". Las Escrituras dicen: "Si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas", 2 Corintios 5:1.
La vida terrenal nos brinda muchas opciones, pero la eternidad sólo nos da dos: el cielo o el infierno. Tu relación con Dios en la tierra determinará el tipo de relación que tendrás con Él en la eternidad. Si aprendes a amar y a confiar en Jesucristo, el Hijo de Dios, tendrás la invitación para estar toda la eternidad con Él. Por otro lado, si rechazas su amor, perdón y salvación, pasarás la eternidad apartado de Dios para siempre.

C.S. Lewis dijo: -Hay dos tipos de personas: los que le dicen a Dios "Sea hecha tu voluntad" y aquellos a quienes Dios les dice "Muy bien, entonces, hágase tu voluntad"-. Tristemente, muchas personas tendrán que pasar la eternidad sin Dios porque eligieron vivir sin Él en la tierra.

Una vez que comprendes que la vida es más que vivir el aquí y ahora, que es una preparación para la eternidad, entonces comienzas a vivir de una manera diferente. Cuando vives a la luz de la eternidad, tus valores cambian, y eso te da la pauta de cómo manejar toda relación, tarea y circunstancia. De repente muchas de las actividades, metas, incluso problemas, que parecían muy importantes, se tornarán triviales, pequeños e insignificantes, como para que les prestes atención. Cuanto más te acercas a Dios, más pequeñas se ven las cosas.

Tus valores cambian cuando vives a la luz de la eternidad. Haces uso de tu dinero y de tu tiempo de una forma más sabia. Le das un valor mucho más alto a las relaciones y al carácter, que a la fama, a la fortuna o a los logros. Reordenas tus prioridades. Estar al día con la moda, los estilos y el que dirán, ya no tiene importancia. Pablo dijo "Todo aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por causa de Cristo", Filipenses 3:7. Si toda tu vida consistiese sólo del tiempo que estarás sobre la tierra, te sugeriría que comenzaras a vivírla de inmediato. Podrías olvidarte de ser bueno y de hacer lo correcto, y quizás no tendrías que preocuparte por las consecuencias de tus actos. Podrías darte el gusto de dedicarte completamente a ti mismo porque a la larga tus actos no tendrían repercusión alguna. Ahora bien, y este es el meollo del asunto, ¡la muerte no es tu fin! La muerte no es tu acabose, más bien es tu transición a la eternidad; de manera que hay consecuencias eternas por toda lo que hagas en la tierra. Todo acto en nuestras vidas toca alguna cuerda que vibrará en la eternidad.

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